La Verdadera Historia de Santa Claus
Cuando era niño y llegaba la época de la navidad, la familia de mi madre me decía: “Tienes que portarte bien para que te traiga algo el niño Jesús”. En Venezuela, país donde nací, no es Santa Claus el que le trae los juguetes a los niños, es el mismísimo niño Jesús el que se encarga de eso.
Recuerdo que un día le pregunté a mi madre: “¿Mamá y porque en las películas dicen que es Santa Claus el que trae los juguetes?" Y ella muy sabiamente me respondió. "Dany, Santa Claus es el ayudante del niño Jesús, como se te ocurre que un niño tan pequeño va a ponerse a repartir juguetes”. Y para mí esa respuesta fue más que convincente.
Pero a la par de esta creencia del niño Jesús basada en la religión Católica, tenía también la influencia de las ideas de mi padre. Él era ateo, y aunque si creía que Jesús existió, no comulgaba con la religión Católica. Por esa razón él nos decía, a mi hermana y a mí que le pidiéramos los juguetes a San Nicolás. Siempre me llamó la atención que mi padre no lo llamaba Santa Claus, pero les tengo que confesar que a esa edad me daba igual quien fuera el que traía los juguetes la noche de Navidad, lo importante era que al despertarme el 25 de diciembre los juguetes estuvieran debajo del árbol.
Hace unos años, intrigado por el nombre que le daba mi padre al famoso panzón de barbas blancas vestido de rojo, decidí ponerme a investigar y esto fue lo que encontré.
Cuenta la historia que un niño llamado Nicolás nació en el siglo IV en una ciudad llamada Patara en lo que actualmente es Turquía, dentro de una familia rica y acomodada. Desde su niñez, Nicolás destacó por su bondad y generosidad con los más pobres, preocupándose siempre por el bien de los demás. Siendo todavía muy joven quedo huérfano cuando sus padres murieron víctima de una epidemia de peste, y se convirtió en el heredero de una gran fortuna. A sus 19 años, Nicolás decidió dar toda su riqueza a los más necesitados y marcharse a Mira (Turquía) con su tío para dedicarse al sacerdocio. En esa ciudad fue consagrado sacerdote, y profesaba en un monasterio. Posteriormente, fue nombrado obispo en Mira, y desde esa época los niños lo veneran, pues ayudaba a los más necesitados, y le obsequiaba regalos y dulces. Nicolás muere un 6 de diciembre del año 345 y muchos años después fue nombrado Santo. Sus restos todavía se preservan en la Iglesia de San Nicolás de Bari en Italia.
El aspecto de San Nicolás de Bari era muy distinto al Santa Claus de nuestros días, ya que era alto y delgado. El nombre “Santa Claus” se originó de una mala pronunciación en inglés del nombre en alemán: San Nikolaus.
La imagen superconocida de Santa Claus arriba de un trineo, sus renos y la bolsa llena de regalos para los niños que se han portado bien, es una invención norteamericana que ha sido desarrollada en varias etapas en los últimos siglos. En 1823, el escritor Clement Moore publicó el poema “Una visita de San Nicolás”, en el que describía a San Nicolás surcando los cielos arriba de un trineo llevado por nueve renos voladores llamados: Rudolph, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro.
Por otra parte, en 1931 la empresa Coca-Cola encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un San Nicolás que sería la imagen para su campaña navideña. Como San Nicolás era obispo, se le representaba vestido de rojo. Eso le gustó a la Coca Cola, ya que ese es también el color publicitario de esa corporación. La mitra de obispo fue remplazada por el hoy famoso gorro rojo, su cruz pectoral desapareció por completo y lo mudaron de Turquía al Polo Norte. De esta forma fue como surgió el Santa Claus regordete, de pelo y barba blanca, vestido con un traje rojo y blanco (los colores de la Coca Cola), y cinturón y botas negras.
Con el correr del tiempo la historia de Santa Claus fue modificándose y le agregaron nuevos detalles. Así es como lo encontramos hoy, viviendo en el Polo Norte junto a la señora Claus y un grupo de elfos que se encargan de fabricar los juguetes.
Quise traerles esta historia para que se dieran cuenta de que detrás de esa imagen comercial de Santa Claus existía un hombre que se dedicó en cuerpo y alma para ayudar a los más necesitados.
Estoy convencido de que la energía de Amor Incondicional que caracterizó a San Nicolás sigue impregnando esta temporada navideña.
Gracias a todos por formar parte de mi realidad.
Les envío un abrazo energético y les deseo una Feliz Navidad.
Daniel López de Medrano
Escritor & Conferencista