Ese Pequeño Punto Azul Pálido

Cuando era niño, en mi casa solo existía un televisor y cuando llegaba mi padre del trabajo él era el único amo y señor. El sentarse en el sillón de la sala y tomar en su mano el control remoto lo hacía sentir como el rey del Universo. Por esa razón, si quería ver televisión después de la 6 de la tarde, tenía que ver los programas que elegía mi padre. Aunque tengo que confesarles que de vez en cuando lograba cambiar de canal en los momentos que mi padre se quedaba dormido. Pero esos lapsos no eran tan largos, por alguna extraña razón que hasta ahora desconozco, mi padre tenía una especie de radar que lo despertaba a los pocos minutos que yo había cambiado de canal.


A pesar de que esto podría sonar como un trauma de mi infancia, les tengo que reconocer que esta situación fue clave para convertirme en la persona que soy hoy en día. Gracias a las miles de horas de televisión que vi junto a mi padre se fue formando en mí una visión del mundo totalmente diferente a la que podría tener un niño de mi edad.

De todos los programas que tenía que ver bajo la "dictadura mediática” de mi padre, recuerdo uno en especial que definitivamente sembró en mí una visión del Universo más amplia. Me refiero a la serie COSMOS, presentada por el célebre Carl Sagan.

Sagan fue un astrónomo estadounidense que divulgaba los adelantos científicos en su serie de TV usando un lenguaje comprensible para cualquiera.


En 1977 la NASA le solicitó a Sagan que seleccionara la información que llevaría el famoso Disco de Oro de la sonda espacial Voyager 1. El Disco contiene sonidos e imágenes que retratan la diversidad de la vida y la cultura en la Tierra. Se diseñó con el objetivo de dar a conocer la existencia de vida en la Tierra a alguna posible forma de vida extraterrestre inteligente que lo encontrase, y que además tenga la capacidad de poder leer, entender y descifrar el Disco.


Cuando la sonda Voyager 1 se encontraba a 6,000 millones de kilómetros de la Tierra, Carl Sagan propuso a la NASA tomar una fotografía de nuestro Planeta. La NASA en un primer momento no entendía qué sentido tendría fotografiar el Planeta desde un lugar tan lejano. Así, la Voyager 1 giró hacia la Tierra y tomó la imagen más lejana que hayamos visto de nuestro Planeta.


Carl Sagan denominó a esa fotografía como: "ESE PEQUEÑO PUNTO AZUL PÁLIDO” e hizo la siguiente reflexión:

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Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es casa. Eso es nosotros. En él se encuentra todo aquel que amas, todo aquel que conoces, todo aquel del que has oído hablar, cada ser humano que existió, vivió sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de luz del sol.

La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades visitadas por los habitantes de una esquina de ese pixel para los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; lo frecuente de sus incomprensiones, lo ávidos de matarse unos a otros, lo ferviente de su odio. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es una mota solitaria de luz en la gran envolvente oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos.

La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de los prejuicios humanos que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido.


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Amigos, el 14 de febrero de 2020 se cumplieron 30 años desde que el desaparecido Carl Sagan publico esta reflexión y, sin embargo, no ha perdido su vigencia.


Para los que se están preguntando qué pasó con la sonda espacial Voyager 1, les puedo decir que continúa en su largo viaje hacia los confines del Universo. Ya nos mandó información detallada de Júpiter y Saturno. La última vez que supe de ella estaba saliendo de los límites de nuestro Sistema Solar, se dirige en dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y aunque suene increíble hasta el día de hoy, continúa mandando información a la Tierra. La Voyager 1, es actualmente el artefacto hecho por el hombre que más lejos está de la Tierra.


Gracias a todos por formar parte de mi realidad.

Les envío un abrazo energético.

Daniel López de Medrano

Escritor & Conferencista