El Hombre Creó A Dios a su Imagen y Semejanza

Desde la antigüedad el hombre creó a Dios como una persona porque era más fácil para ellos entenderlo y relacionarse con Él de esta manera. En aquel entonces, la gente no tenía el conocimiento necesario para entender conceptos abstractos como una fuerza o Energía Universal. Por lo tanto, creaban una imagen de Dios en su mente que les permitía entenderlo mejor y conectarse con Él.


En pocas palabras, el hombre creo a Dios a su imagen y semejanza. Esto significa que la imagen de Dios que se tiene en la mente, desde tiempos inmemorables, es una proyección de nosotros mismos. Es decir, se creó una imagen de Dios que se parecía a los seres humanos, con características humanas como la sabiduría, la bondad, el amor, la compasión y la ira, y esto influía en cómo los seres humanos se relacionaban con Él.


La imagen de Dios como un viejo barbudo se originó en la Edad Media, específicamente en la época del Renacimiento. Durante este periodo, los artistas comenzaron a representar a Dios como un hombre mayor con barba larga y blanca, influenciados por la iconografía cristiana y la cultura greco-romana.


Esta imagen se popularizó a través de la pintura y la escultura, y pronto se convirtió en la imagen estereotipada de Dios en la cultura occidental. Sin embargo, es importante destacar que esta imagen es una representación humana de lo divino, y no debe ser tomada literalmente como la apariencia real de Dios.


Por otro lado, la imagen de Jesús como Dios surgió en los primeros siglos del cristianismo, y fue formalizada en el Concilio de Nicea en el año 325 d.C., donde también se estableció la doctrina de la Trinidad y se declaró que Jesús era consustancial al Padre. Eso quiere decir que Jesús es de la misma naturaleza y esencia que el Padre.


De esa forma se evitó un conflicto con la imagen del viejo barbudo, que se refería principalmente a la figura de Dios Padre en la tradición judeocristiana, mientras que la imagen de Jesús como Dios era una idea específica del cristianismo.


Hoy en día, muchas personas que hemos logrado superar las creencias limitantes de las religiones, entendemos a Dios como una Energía Universal que se encuentra en todo y en todos. La ciencia y la filosofía moderna han ampliado nuestra comprensión del Universo y de la existencia, y muchos ya no vemos a Dios como una persona, sino como una fuerza que está presente en todas las cosas. Esta nueva perspectiva ha llevado a una mayor apreciación y respeto por todas las formas de vida en la Tierra, y ha fomentado la idea de que todos estamos conectados y somos parte de algo más grande que nosotros mismos. Es decir: Dios.


Si algo de lo que he dicho no tiene sentido para ti, deséchalo. No pierdas tu tiempo tratando de convencerme de que estoy equivocado. En cambio, si sientes que este mensaje te ayudó a aclarar tus pensamientos, te invito para que lo divulgues, el Universo necesita de nuestra ayuda para que todos recordemos nuestra divinidad y podamos crear el Nuevo Mundo de Paz, Amor y Armonía que todos deseamos.


Gracias a todos por formar parte de mi realidad.

Les envío un abrazo energético.

Daniel López de Medrano

Escritor & Conferencista